martes, 7 de febrero de 2012

Curiosidad de la infancia

Hace no mucho, mi hermano pequeño de seis años, tan curioso como siempre, vino una vez más a mi creyendo que iba a encontrar todas las respuestas a sus preguntas. Esta vez no vino preguntando por juguetes, ni por si le ayudaba con los deberes, esta vez venía a preguntar algo de lo que yo realmente no tenía ni idea y sobre lo que nunca me había parado a pensar.
Con toda la inocencia que puede tener un niño de tan corta edad me pregunto "Oye Paula, y si en el polo norte está todo congelado, ¿por qué los peces no se congelan allí?". Yo intenté buscar un razonamiento lógico pero nada se me ocurrió. Tras no encontrar respuesta para una pregunta de primaria y ya sea por orgullo o curiosidad  me puse a buscar información acerca del tema y ahora me gustaría compartirla en este blog ya que quizá haya alguien que como yo que nunca antes se planteara esta cuestión.

En un ambiente tan frío como el ártico, lo normal sería que la sangre de los peces se congelara y habitualmente así ocurre ya que la mayoría de los peces se congelan a los -0,9(congelación de la sangre) a -1,8 ºC. Hace unos 50 años se descubrió tras mucho tiempo de incertidumbre que estos animales poseían una proteína con efecto anticongelante. No obstante hasta no hace mucho, se desconocían los mecanismos de actuación de dichas proteínas. Gracias a la colaboración de
de expertos de Estados Unidos, el equipo de la profesora Martina Havenith de la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, usó una técnica especial de espectroscopia para determinar estos mecanismos. Esta técnica consiste en grabar el movimiento colectivo de las moléculas de agua y proteínas y  demostró que as moléculas de agua se mueven de un modo especial, más ordenado, en presencia de estas proteínas. Estas moléculas, en su baile normal, formando y rompiendo enlaces, disminuyen su velocidad en las proximidades de la proteína y evita la cristalización del hielo.
La investigación, se basó en las glicoproteínas anticongelantes del pez antártico Dissostichus mawsoni. Estos peces se han capturado a más de 2000 metros de profundidad y se consideran de los peces más grandes del Ártico, ya que miden aproximadamente dos metros y pueden llegar a pesa más de 135kg
A continuación podéis ver como es el pez:



¿Curioso verdad? Evidentemente a mi hermano no le expliqué todo el proceso. Simplemente le dije que había una sustancia que impedía que la sangre se congelara y en caso de que el agua estuviera muy fría este agua  en la que vive el pez se congelaría y con ella los animales que habitan en el. 
Algún día le recordaré esta historia y esta vez sí que tendré una respuesta para la pregunta. 
Es increíble ver como en ocasiones, la imaginación y ansia por conocer el mundo de un niño te hace descubrir   una información tan curiosa como esta. Así que ya sabéis, nunca dejéis de buscar respuestas a vuestras preguntas. ¡Hasta la póxima!

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